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martes, 18 de noviembre de 2014

"Mi vieja mató a mi viejo de una puñalada"

Un 31 de diciembre del 2009, Exequiel Quinteros quien para entonces estaba por cumplir la mayoría de edad, recibió la peor noticia de su vida. Él estaba viviendo en el barrio de Manzanares, Partido de Pilar, cuando uno de sus tíos lo tomó de las manos y le comunicó que su padre había fallecido.



En medio de los festejos por año nuevo, fue él el encargado de reconocer el cuerpo de su papá debido a que su madre estaba en estado de shock y su hermana apenas tenía 9 años.

Las primeras autopsias señalaban que había fallecido por una puñalada. Nadie sabía ni entendía qué había ocurrido. Meses antes, Exequiel había decidido mudarse solo, por eso no pudo ser testigo del hecho.

Quien sí se encontraba en el hogar era su madre, que desde un principio llamó la atención de la policía. Ella relató que mientras estaban festejando, entró un ladrón en la casa y lo mató de una puñalada por resistirse a que los roben. Sin embargo no supo describir al personaje, ni su rostro ni la ropa que llevaba.

Horas después entró en una crisis emocional y confesó que tras varias peleas, lo apuñaló para defender su vida y la de su hija. Su testimonio se basaba en que ella era víctima de violencia de género y que no soportó más la situación.

Cada vez que ella relataba lo sucedido, siempre modificaba algún detalle. Fue sentenciada a 8 años de prisión y hoy se encuentra en la penitenciaría de Florencio Varela.

Sin embargo, hasta el día de la fecha, ella fue la única en declarar ante la fiscalía. Exequiel no tuvo la oportunidad para hacerlo. “Si a mí me llaman a declarar… a ella le dan perpetua”, dijo.

Como lo anunciamos anteriormente, él había decidido irse de la casa por el ambiente tenso y la violencia familiar. Él comenta que este asesinato fue una muerte anunciada: “Era sabido que iba a pasar esto”.

Que existía violencia de género es cierto. El detalle es que no era por parte de su padre sino era la madre quien lo sometía. Ella era una mujer celosa y posesiva,  según los relatos de su hijo, y su papá era como un niño introvertido que solo obedecía órdenes.

En varias oportunidades, vecinos fueron testigos de verlo con fracturas, quemaduras y golpes. Él simplemente decía que era víctima de asaltos, de la inseguridad.

Si bien Exequiel no quiso dar detalles de qué tipo de violencia hubo, comentó que su padre recibía constantemente insultos, cortes, golpes y hasta incluso quemaduras con aceite caliente.

“Ya no daba mi cabeza para estar ahí. Era mi vida o seguir estando ahí. Gracias a Dios yo me fui de casa. Pero si no me hubiera ido, seguramente mi mamá me iba a culpar a mí.”

A partir de la sentencia, su hermana menor fue trasladada a Córdoba con sus familiares maternos. Perdió todo contacto con ella porque sus abuelos no entienden cómo él pudo acusar a su mamá y ponerle 4 denuncias. Nunca supo si ella vio la terrible escena, con tan solo 9 años.

A su madre no la ve desde hace un año aproximadamente. Cuando iba a visitarla, ella lo recibía con amor y ternura; pero a medida que iba recordando el hecho, le echaba toda la responsabilidad: “Es tu culpa, vos te fuiste de casa”, le decía.

Al principio, Exequiel se encontraba solo, tenía que ponerse enfrente de las causa contra su madre, tenía que terminar el colegio y buscar un trabajo para poder comer. Recuerda que hubo semanas que solamente comía lo que le daban en el trabajo.

A pesar de ello, hoy comenta que está bien. No quiso recibir ayuda terapéuticas porque “era como mover una llaga que te lastima a cada rato”. Hoy, a los 22 años, tiene una pareja, 3 casas en alquiler y un trabajo estable. 


Cuando los medios actúan de jueces

A cuatro años de lo sucedido, Exequiel recuerda que el único medio presente fue el Diario Regionalde Pilar. Solamente publicaron el caso en sí, no siguieron la sentencia ni la causa.

Él afirma que no le molestó su publicación porque él no fue nombrado y la información brindada fue la correcta. Incluso comenta que le hubiese gustado que se diera más notas porque de esta forma “los papeles se mueven más rápido”.

Exequiel confía en que los medios ayudan a sacar a la luz la verdad, pero no entiende por qué hay casos que se le da más importancia que otros. 

Finalmente expresa que su deseo es que los medios también se ocupen del sistema penitenciario en Argentina, porque una vez que se le da la sentencia al acusado, no termina todo ahí.



Su madre posee un teléfono celular y en varias oportunidades dio aviso a los guardias. Nada se hizo. De acá a cuatro años sabe que su madre va a volver y volverá el caos. “Así como uno tiene ganas de trabajar, parece que ellos no lo tienen. No tienen su responsabilidad de policía, de protegernos.”, concluyó.








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