Sin
duda alguna, el periodista encargado de descubrir las verdades sobre hechos
policiales corre un riesgo. Riego que quizás lo apasione y le da adrenalina.
Sin embargo, ¿cuál es su rol frente a la sociedad?
Enrique Sdrech, Florencia
Etcheves, Liliana Caruso, Mauro Szeta… son algunos de aquellos aventureros en
cruzar esa frontera invisible entre el periodismo y la ficción. De manera
clara, los policiales es una pasión; sino no tendrían la fuerza para relatar
historias tan complicadas y complejas. Pero a la hora de definir su rol ¿se los
puede comparar como un Sherlock Holmes? ¿Es su deber ponerse en el papel de
denunciante, ya sea a un victimario o al sistema gubernamental? Y si su vida
corre peligro, ¿se los puede denominar cómplices?
Cualquier periodista en algún
momento de su vida hace policiales. Pero hay pocos quienes se especifican en
hacerlo. Es por ello que presentaremos algunos consejos sobre el ejercicio de
esta especialidad.
En primer lugar, la información
que recoge debe ser precisa, exacta. El periodista policial debe ser riguroso. No
olvida los detalles. Hay que conocer cada milímetro del hecho en sí.
Pide números telefónicos. Quizás, más adelante le servirán para ubicarlos y saber cómo van las investigaciones. No olvidar que la justicia es sumamente lenta. Así también cada foto, video, manifestación, pericias, etc., debe estar en un archivo personal, con el correr de los años.
Es importante “cultivar
fuentes”. Al tratarse de temas complejos, es necesario generar una confianza.
Si hay confusión en los datos, la misma fuente accederá al periodista para
brindar información. De todas formas, es necesario no perder la objetividad: jamás
identificarse con ninguna de las partes.
No sacar conclusiones. El
periodista policial debe plasmar cualquier posición que haya en sus notas. Es
el público quien decide a qué parte defender.
Poseer una competencia
lingüística acorde a la terminología policial. Debe conocer cada etapa de las
investigaciones judiciales.
Manejarse con cautela en
casos de secuestros. El afán de ser “los primeros” puede poner en riesgo las
investigaciones policiales. Debe ser consciente de que no es policía ni
detective. Su trabajo tiene un límite.
El trabajo de campo es primordial, no puede ser un periodismo de escritorio. el cara a cara cobra su valor. Sin embargo, si va a entrevistar a un delincuente, no debe hacer concesiones. Se sabe que estas personas son carentes de valores, debe ser claro con él y no convertirse en un cómplice más.
El trabajo de campo es primordial, no puede ser un periodismo de escritorio. el cara a cara cobra su valor. Sin embargo, si va a entrevistar a un delincuente, no debe hacer concesiones. Se sabe que estas personas son carentes de valores, debe ser claro con él y no convertirse en un cómplice más.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario